Autora: Federica Bonapace
English Translation: Vera Scaccabarozzi
Traducción en español: Ilenia Montana
Se acabaron las vacaciones.
¡Vaya! Estarán pensando los estudiantes, los amantes de la playa y de los largos días de sol. ¡Por fin! Estarán diciendo los que no aguantan el calor, los amantes de las castañas y de los abrigos bien abrigados.
Aunque no parezca que el clima siga correctamente las estaciones, el otoño ha llegado y con ello el momento de volverse a poner en juego.
Lo sabemos bien, en septiembre todos empezamos a formular nuevos propósitos, aprovechar nuevas oportunidades, hacer nuevos planes pero también volvemos a la rutina después de la pausa veraniega.
Para los intérpretes, la llegada del otoño representa más bien algo muy concreto: las ferias. Así es, por si alguien no lo sabe, en esta época del año, el área expositiva de Milán (“Rho Fiera”) se llena de empresas y expositores italianos y de todo el mundo.
Durante las ferias, hay dos figuras muy buscadas: azafata e intérprete.
La primera, a menudo se confunde (y no es correcto) con la figura del intérprete. Una azafata se ocupa de dar la bienvenida, tomar los datos de los clientes o distribuir accesorios.
Por lo general, a una azafata no se le exige el mismo nivel de idiomas de un intérprete; sí, se prefiere un conocimiento bueno o medio bueno de un par de idiomas extranjeros.
Por el otro lado, un intérprete profesional es quien se encarga de traducir las negociaciones y de las traducciones más técnicas: de él o ella depende también la facturación de la empresa con la que trabaja.
Un profesional es imprescindible cuando los clientes necesitan describir de manera detallada la actividad de su empresa, buscar nuevos clientes y evitar lamentables malentendidos lingüísticos entre las partes.
Para permitir a las empresas comunicar, enseñar sus productos e intentar venderlos también en el mercado extranjero hacen faltas profesionales capaces de describir un producto lo mejor posible y de comunicarse con el público y con el cliente.
Además, el intérprete ayuda a las empresas extranjeras a buscar eventuales compradores en el mercado italiano.
Pero, ¿qué significa trabajar de intérprete en las ferias?
El intérprete sigue a su cliente durante toda la feria. Su cliente puede ser un comprador o un vendedor.
Los intérpretes son el puente entre los que atienden una feria y el cliente: permiten a una empresa no sólo cerrar negociaciones sino también ampliar su red de contactos comerciales.
Para el intérprete trabajar en una feria va más allá de simplemente traducir frases de una lengua a otra y viceversa.
Desde el primer contacto con el cliente hay que saber muy bien cómo actuar. Primero, en caso de falta de folletos o documentación no recibida, es oportuno informarse a través de la web del cliente.
Con dicha información, los intérpretes intentamos crear un glosario (bilingüe o trilingüe) lo más completo posible para poder estudiar y memorizar los términos técnicos del sector de la feria en cuestión.
¡La preparación es fundamental!
Gracias a ella, podemos movernos entre los temas más disparatados y a la vez estar siempre listos para cualquier ocasión laboral. Eso es importante también para nuestra imagen: un intérprete tiene que demostrarse siempre responsable y fiable.
Normalmente, durante el primer día de trabajo, los clientes nos piden llegar una (media) hora antes al estand para que tengamos un pequeña reunión informativa acerca de la empresa y de sus productos.
Nosotros así tenemos la oportunidad de resolver eventuales dudas que se nos han ocurrido durante la fase de preparación; además, podemos buscar rápidamente términos del último momento antes de empezar a trabajar.
Pero puede pasar que el intérprete tenga que acompañar a un comprador e ir juntos por los diferentes estands de los diferentes vendedores, donde cada vez se llevará a cabo una interpretación de enlace.
En este caso, claro está, lo que más puede ayudar es una preparación general acerca de los diferentes sectores involucrados en la feria.
Lo importante es que el intérprete consiga ser uno más de la plantilla en los días de feria y que se demuestre capaz, disponible y proactivo.
De hecho, un profesional tiene que contar con excelentes conocimientos lingüísticos pero no sólo: también una óptima capacidad de relacionarse.
El intérprete tiene que conocer perfectamente sus idiomas pero también es importantísimo hacerse con la terminología específica del sector en el que se trabajará durante la feria.
Igual de importante es el conocimiento cultural de la lengua B exigida. Los intérpretes no nos limitamos a traducir de una lengua a otra; traducimos de una cultura a otra, porque tenemos que conseguir expresar también las referencias culturales que facilitan la conversación.
Durante una negociación el intérprete suele usar su libreta para no perderse ninguna información y tomar notas como en una especie de interpretación consecutiva(es decir, toma de notas con memorización).
En la toma de notas usamos símbolos o abreviaciones que nos sirven para memorizar un discurso.
En este caso, la consecutiva permite a un intérprete profesional mantener la situación bajo control y que haya contacto entre los interlocutores. De hecho, el intérprete se sienta entre ellos y traduce mensajes bastante breves.
En otras ocasiones, el intérprete puede recurrir a la técnica de la susurrada.
Dicha técnica no necesita ninguna herramienta tecnológica y se utiliza con un número limitado de personas (no más de tres o cuatro).
Las ferias son una manera excelente para aumentar nuestra red y crear nuevos contactos de trabajo que, nunca se sabe, pueden revelarse fundamentales o útiles para el propio futuro laboral.
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